Cinco años del Programa Nacional de Trasplante Hepático

Con cinco años de funcionamiento, 93 intervenciones realizadas y 60 profesionales de alta dedicación, el Programa Nacional de Trasplante Hepático se consolida en Uruguay como un modelo de centro de referencia: un proyecto interinstitucional y multidisciplinario, que busca posicionarse como referente en el país y la región.
 
El Programa, que cumplió cinco años el pasado 14 de julio, nació como una iniciativa conjunta del Hospital Militar y el Hospital de Clínicas, a partir del interés de un grupo de profesionales especializados.
 
Antes del Programa estas intervenciones se realizaban en Buenos Aires, lo que suponía ciertas complejidades. Por ejemplo, si a su regreso el paciente se sentía mal, a quién consultaba. Otro tema era la espera del órgano: "Actualmente la mortalidad en lista de espera  es de menos de un  10%. Cuando los trasplantes se realizaban en Buenos Aires, era del 57%", desató a Ser Médico el Dr. Martín Harguindeguy, cirujano responsable del Programa.
 
Para su realización, los médicos uruguayos contaron y cuentan con tutorías desde Estados Unidos, Europa y Argentina. Según el Dr. Harguindeguy, ésta fue una de las pocas experiencias de tutorías presenciales en América Latina; y en Uruguay, la primera en cirugía.
 
El objetivo es que el paciente llegue al trasplante bien seguido y conocido por todos los profesionales que conforman el equipo: cirujanos, anestesistas, hepatólogos, intensivistas, etc. Se realizan reuniones con otros trasplantados y, luego de realizada la intervención, el seguimiento es de por vida.  En cada trasplante participan un total de 30 personas y la operación tarda alrededor de ocho horas. 
 
"Por sus dimensiones y  población, Uruguay necesitaba un centro de referencia para todos los  pacientes con esta patología", señaló a Ser Médico, Gustavo Grecco, intensivista del Programa. 
 
Excelencia en resultados
 
"Los resultados son mejores que los de los mejores centros. Una de las claves es la alta dedicación que tiene el grupo", expresó Harguindeguy. 
 
Un indicador de calidad es la Tasa de Sobrevida: al año, a los tres y a los cinco años. Considerando que se trata de un programa joven, se considera la Sobrevida al año. Ésta es de un 89%, una cifra muy superior al estándar internacional. 
 
Desde la primera intervención, en julio de 2009, el Programa ha crecido en volumen de pacientes. Y luego de los primeros 20 casos, disminuyeron notoriamente las complicaciones. 
 
Optimización de recursos
 
La Dra. Karina Rando, anestesista responsable del grupo, explicó que un tema fundamental para implementar este Programa fue la optimización de recursos: "Un programa como el nuestro es de altísimo costo. Si no usamos los recursos de manera racional, no es sustentable en el tiempo". 
 
Para esto, se tuvieron en cuenta algunos aspectos como la selección de medicamentos, el equipamiento y la implementación de políticas para lograr los máximos resultados con bajos recursos. "Se intenta despertar al paciente cuanto antes. Tratarlo intensamente para estabilizarlo y que esté poco tiempo en CTI. A su vez, los cirujanos tienen técnicas muy prolijas para que sangren poco. Esto beneficia al paciente, pero también al Programa y a toda la comunidad", señaló la Dra. Rando. 
 
El promedio de internación en CTI, luego de un trasplante hepático, es de 1,5 días; y la estadía hospitalaria de 15,5, aunque hubo un paciente que en cinco días ya estaba en su casa. En lo que refiere a las tranfusiones, los últimos 60 pacientes necesitaron menos de 1,5 litros de sangre. 
 
Cuando se le pregunta al equipo qué queda por hacer, sus integrantes responden casi al unísimo: "Muchísimo". Algunos de los objetivos más inmediatos son seguir entrenando al personal para continuar y perfeccionar este emprendimiento en el tiempo. 
 
 
Imagen principal, de izquierda a derecha:
 
Dr. Martín Harguindeguy, responsable de Cirugía. 
Dra. Paola Scalone, Hepatóloga. 
Dra. Karina Rando, anesista. 
Dr. Gustavo Grecco, intensivista. 
 

lunes de 21 de julio de 2014